lunes, 23 de noviembre de 2015

Una Muerte Repentina



Estaba en un concierto de Jazz; el plan era que terminando los expositores de la música, comería con algunos compañeros de la Universidad Veracruzana. Pensando en esto, llego un mensaje en mi celular, era mi amigo Andrés "mala noticia,  murió Martin Vázquez, lo están velando en 20 de Noviembre" Andrés no es bromista y aunque me tomó por sorpresa, solo le pregunte entre qué calles esta la funeraria.

Mientras me dirigía al domicilio mencionado, pensé muy rápido y como una película paso frente a mi, los momentos mas recientes; luego recordé cuando lo conocí, cómo lo conocí, donde lo conocí; hasta concluir que era muy joven como para morir;  reaccioné y logre corregirme, estoy esforzándome para no cuestionar las cosas que pasan, ya que no tengo influencia o no puedo evitarlas. ¿Quién soy para decir que es muy joven o muy viejo para morir?

Llegue a la funeraria y había mucha gente; yo no conocía a su familia, me saludo un joven, y me acorde que era uno de los hijos de Martin; este joven lo conocí cuando era niño, estaba con su padre aprendiendo electrónica; hasta que se separo se fue a otra ciudad y ahí logro éxitos en el área laboral, lo felicite y lo abrace.

Otras personas con mucha curiosidad preguntaban en voz baja  cómo había fallecido Martin, me aparté para no escuchar la respuesta, aunque no pude evitar oír sobre el deceso; quizá para algunos es importante saber como fallecen las personas; en mi caso, me parece mas importante saber cómo vivió y no como murió.

Martin y yo fuimos compañeros muchos años en un banco, después cuando nos dedicamos a otras actividades, nos convertimos en amigos; no, no quiero  saber cómo murió; les voy a decir como vivió.

Martin Vázquez fue un hombre muy honesto, muy trabajador, buen compañero, buen amigo, buen esposo, buen padre; su físico y su carácter le facilito par defenderse, sea una agresión física u ofensa verbal, pero no recuerdo que halla humillado al débil o robado al pobre, a los amigos nos apoyó con su talento, si alguno piensa que le pagó; nunca mas de lo que recibió de él.

A los amigos no les cobraba por su asesoría y no buscaba alabanza, ni pagaba para recibir estima de nadie, porque era suficiente para sí, porque se sentía y era de mucha valía.

Vivía solo pero no estaba triste, vivió e hizo lo que quiso, no le faltó consejo, su madre le aconsejo, los amigos le aconsejaron pero él siempre y sin ofender concluía que no viviría como la gente quería que viviera,  por lo tanto vivió como quiso, y a su manera fue feliz.

Martin: donde estés, los que te conocimos, te mandamos un abrazo y aunque te extrañamos, creemos que estas en la siguiente etapa de la vida; si nunca nos vemos; muchas gracias por tu amistad.


B. J. Zaragoza