Dé siempre más de lo que espera recibir.
Ésta es quizá la más importante, porque garantiza virtualmente la felicidad.
Si quiere que su vida funcione, empiece a pensar en cómo dar. Muchos no piensan más que en recibir. No hay ningún problema; eso de recibir es como el océano. Para dar, en cambio, hay que tomar una determinación, o si no el proceso no se pone en marcha. La dificultad estriba en que muchos pretenden recibir antes que nada. Viene a verme una pareja, por ejemplo, y el marido se queja de que su mujer no le trata bien. La mujer dirá que eso se debe a que él no es nada cariñoso. De manera que cada quien espera sea el otro quien dé el primer paso.
¿Qué clase de relación es ésa? ¿Qué duración se le puede augurar? La clave de cualquier relación es que hay que dar primero, y seguir dando a continuación, sin detenerse a pedir. En cuanto uno se dedica a tomar nota de la puntuación, se acaba la partida. Uno se queda diciendo: "ya he dado, ahora me toca el turno de recibir", y no se da cuenta de que el juego ha terminado. Y puede irse con la música a otra parte, porque en esa partida no valen tableros de puntos. Es preciso estar dispuesto a plantar la semilla y esperar su crecimiento.
Puede uno ganar mucho dinero y ser dueño de grandes fincas o de grandes empresas. Pero si sólo lo hace para sí mismo, no será un triunfador en realidad. No tendrá un verdadero poder. No poseerá la verdadera riqueza. El que alcanza "la cumbre" en solitario se queda sin nada que hacer, excepto quizás arrojarse desde ella.
¿Sabe cuál es el mayor engaño del éxito? La creencia de que sea un pináculo a escalar, una cosa que se posee, un resultado que se alcanza de una vez por todas. Si quiere usted triunfar y conseguir todos los resultados que se ha propuesto, debe concebir el éxito como un proceso, un estilo de vida, un hábito mental, una estrategia permanente. Uno ha de saber con qué cuenta y cuáles son los escollos del camino. Debe ser capaz de utilizar su poder de una manera responsable y considerada si quiere disfrutar de la verdadera riqueza y la auténtica felicidad.
BJZaragoza
domingo, 9 de mayo de 2010
miércoles, 5 de mayo de 2010
Cuarta clave de la Riqueza
Usted debe aprender a superar la vanidad.
El lector habrá observado que muchas celebridades o deportistas, después de alcanzar cierto nivel de éxito, se quedan atascados, sin progresar más en su carrera. Es porque caen en la autocomplacencia, y entonces pierden lo que les permitió encumbrarse desde el primer momento.
La vanidad es una de las pasiones más desastrosas. ¿Qué le ocurre al individuo que se apoltrona? Deja de progresar, deja de trabajar, deja de crear valor añadido. Usted no deseará apoltronarse, y si está ya demasiado satisfecho de sí mismo, es probable que haya dejado de progresar. Como ha dicho Bob Dylan "el que no está ocupado en nacer está ocupado en morir". El que no sube, baja. Una vez le pidieron a Ray Kroc, el fundador de la cadena McDonald's, un consejo que fuese garantía de una larga vida de éxito, y su contestación fue ésta: "El que está verde, crece; el que está maduro, empieza a pudrirse".
Mientras uno se mantiene verde, está creciendo, es decir puede asumir cualquier experiencia y convertirla en una oportunidad para progresar; lo contrario sería tomarla como una invitación a la decadencia. Uno puede considerar la jubilación como el comienzo de una vida más rica, o como el final de una vida de trabajo. En cuanto al éxito, cabe considerarlo como un trampolin hacia a metas más elevadas o como una plataforma donde descansar. Pero si se tumba a descansar en ella, lo más seguro es que no podrá quedarse allí mucho tiempo.
Hay un tipo de vanidad que procede de las comparaciones. En otro tiempo yo creía que había llegado muy lejos porque había avanzado algo en comparación con mis conocidos. Éste es uno de los errores más graves en que se puede caer, ya que tal vez sólo significa que nuestros conocidos no han llegado muy lejos. Aprenda a juzgarse a sí mismo en relación con sus propias metas, no por lo que aparenten sus vecinos. ¿Por qué? Pues porque nunca dejará de encontrar ejemplos que le hagan sentirse justificado.
He aquí otra recomendación para evitar la autocomplacencia: manténgase alejado de los cursillos de comadreo. Ya sabe a qué me refiero. Se trata de esas sesiones en donde se pasa revista a los hábitos de trabajo, las costumbres sexuales y la situación económica de todo el mundo. Son como un suicidio, ya que envenenan la mente haciendo que uno se fije en lo que hacen los demás con su vida particular, y no en lo que uno podría hacer para mejorar su propia experiencia vital. Es fácil dejarse engatusar para participar en uno de esos"seminarios", pero si lo hace recuerde que no son sino una manera de distraer el aburrimiento de los fracasados.
Un sabio caudillo indio, Trueno Rodante, solía decir: "Hablar sólo por una buena razón". Recuerde que siempre se recoge lo que se ha sembrado. Así pues, le invito a distanciarse de las mezquindades de la vida. No se ocupe de pequeñeces. Si prefiere ser vanidoso y mediocre, dedíquese a murmurar sobre quién se acuesta con quién; pero si quiere ser diferente, desafíese a sí mismo, póngase a prueba y convierta su vida en algo especial.
BJZaragoza
El lector habrá observado que muchas celebridades o deportistas, después de alcanzar cierto nivel de éxito, se quedan atascados, sin progresar más en su carrera. Es porque caen en la autocomplacencia, y entonces pierden lo que les permitió encumbrarse desde el primer momento.
La vanidad es una de las pasiones más desastrosas. ¿Qué le ocurre al individuo que se apoltrona? Deja de progresar, deja de trabajar, deja de crear valor añadido. Usted no deseará apoltronarse, y si está ya demasiado satisfecho de sí mismo, es probable que haya dejado de progresar. Como ha dicho Bob Dylan "el que no está ocupado en nacer está ocupado en morir". El que no sube, baja. Una vez le pidieron a Ray Kroc, el fundador de la cadena McDonald's, un consejo que fuese garantía de una larga vida de éxito, y su contestación fue ésta: "El que está verde, crece; el que está maduro, empieza a pudrirse".
Mientras uno se mantiene verde, está creciendo, es decir puede asumir cualquier experiencia y convertirla en una oportunidad para progresar; lo contrario sería tomarla como una invitación a la decadencia. Uno puede considerar la jubilación como el comienzo de una vida más rica, o como el final de una vida de trabajo. En cuanto al éxito, cabe considerarlo como un trampolin hacia a metas más elevadas o como una plataforma donde descansar. Pero si se tumba a descansar en ella, lo más seguro es que no podrá quedarse allí mucho tiempo.
Hay un tipo de vanidad que procede de las comparaciones. En otro tiempo yo creía que había llegado muy lejos porque había avanzado algo en comparación con mis conocidos. Éste es uno de los errores más graves en que se puede caer, ya que tal vez sólo significa que nuestros conocidos no han llegado muy lejos. Aprenda a juzgarse a sí mismo en relación con sus propias metas, no por lo que aparenten sus vecinos. ¿Por qué? Pues porque nunca dejará de encontrar ejemplos que le hagan sentirse justificado.
He aquí otra recomendación para evitar la autocomplacencia: manténgase alejado de los cursillos de comadreo. Ya sabe a qué me refiero. Se trata de esas sesiones en donde se pasa revista a los hábitos de trabajo, las costumbres sexuales y la situación económica de todo el mundo. Son como un suicidio, ya que envenenan la mente haciendo que uno se fije en lo que hacen los demás con su vida particular, y no en lo que uno podría hacer para mejorar su propia experiencia vital. Es fácil dejarse engatusar para participar en uno de esos"seminarios", pero si lo hace recuerde que no son sino una manera de distraer el aburrimiento de los fracasados.
Un sabio caudillo indio, Trueno Rodante, solía decir: "Hablar sólo por una buena razón". Recuerde que siempre se recoge lo que se ha sembrado. Así pues, le invito a distanciarse de las mezquindades de la vida. No se ocupe de pequeñeces. Si prefiere ser vanidoso y mediocre, dedíquese a murmurar sobre quién se acuesta con quién; pero si quiere ser diferente, desafíese a sí mismo, póngase a prueba y convierta su vida en algo especial.
BJZaragoza
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domingo, 2 de mayo de 2010
Tercera clave de la Riqueza
Usted debe aprender a superar la presión financiera
La presión financiera sólo la desconoce aquel que no tiene finanzas de ninguna clase. Hay muchos tipos de presión financiera, y han hundido muchas personas. Pueden propiciar la codicia, la envidia, el engaño o la paranoia; pueden embotarle su sensibilidad o privarle de amigos. Pero fíjese en que he dicho que pueden, no que vaya ser así necesariamente. Superar la presión financiera quiere decir saber tomar, y saber dar, saber ganar y saber ahorrar.
Recuerde que todas las acciones de la vida están guiadas por nuestra filosofía, por las representaciones internas que nos dictan cómo actuar. Para un modelo magnífico de cómo superar la presión financiera consulte la obra El hombre más rico de Babilonia, de George S. Clason. Es un libro que puede hacerle rico, feliz y totalmente dispuesto a triunfar. Para mí, lo más importante de sus enseñanzas es la que dice que debemos regalar el 10 por ciento de todo cuanto ganamos.
Es verdad. ¿Por qué? En primer lugar, porque cuando uno ha sacado algo siempre se ve obligado a devolver algo. Otro motivo es que se crean valores para uno mismo y para los demás. Y lo más importante: decirle al mundo y a su propio inconsciente que tiene usted más de lo que necesita. Ésta es una creencia muy poderosa, y vale la pena fomentarla. Si a usted le sobra, eso quiere decir que tiene lo necesario y que otros pueden conseguirlo también, y ésta es una creencia que tiende a realizarse por sí misma.
¿Cuando empezaremos a regalar ese 10 por ciento? ¿Cuando seamos ricos y famosos? No. Debe hacerse de buen principio. Lo que uno da es como una semilla que siembrsa. Debe invertirlo, no coméreselo, y lo mejor manera de invertirlo es regalarlo a fin de que produzca valores para los demás. ¿Cómo? Es fácil averiguarlo. Hay mucha necesidad a nuestro alrededor.
Ninguna cantidad de dinero puede comprar lo que uno obtiene cuando es uno mismo quien da. Ninguna programación financiera le dará a usted más de lo que consigue al regalar ese 10 por ciento, porque esto le enseña lo que puede hacer el dinero, y también lo que no puede, y esas son las dos lecciones de mayor utilidad en la vida.
Tras haber regalado un 10 por ciento de sus ingresos, dedique otro 10 por ciento a pagar sus deudas y un tercer 10 por ciento al ahorro, con el fin de acomular capital para futuras inversiones. Debe arreglárselas para vivir con el 70 por ciento restante. Vivimos en una sociedad capitalista, donde la mayoría de las personas no son capitalistas. Por tanto, no disfrutan del nivel de vida que desean. ¿ Para que vivir en una sociedad capitalista, repleta de oportunidades, si no aprovechamos ese sistema por cuya creación lucharon nuestros predecesores? Aprenda a guardar su dinero y utilizarlo como capital. No acumulará nada si lo gasta todo; jamás dispondrá de los recursos que necesita.
La conclusión es que con el dinero ocurre lo mismo que con todo lo demás. Puede hacerlo trabajar a favor o en contra de usted. Debe ser capaz de manejar el dinero como cualquier otro elemento de su mente, con la misma idoneidad en cuanto a los fines y la misma elegancia.
Aprenda a ganar, ahorrar y a dar. Si lo consigue dominará la presión financiera, y el dinero no será nunca más un estímulo que le ponga en un estado negativo, haciéndolo caer en la infelicidad o tratar con los demás en condiciones de inferioridad muy alejadas de la plenitud de recursos.
Una vez domine esas tres primeras claves empezará a percibir su vida como un gran triunfo. Si domina la frustración, el rechazo y la presión financiera, no habrá nada que no pueda emprender. ¿ Ha visto usted alguna actuación de la cantante Tina Turner? Es una persona que ha encajado cantidades sobradas de esas tres cosas. Era ya una estrella cuando se arruinó su matrimonio, perdió todo su dinero y pasó ocho años trabajando en hoteles y salas de baja categoría, que es como pasar el purgatorio del mundo del espectáculo. Las agencias no contestaban sus llamadas telefónicas, ni mucho menos pensaban en llamarla para ofrecerle un contrato de grabación. Pero ella continuó en la brega, siguió haciendo caso omiso de los "noes" y trabajó hasta pagar sus deudas y enderezar sus finanzas. Por último logró llegar de nuevo a la cima de la industria del espectáculo.
BJZaragoza
La presión financiera sólo la desconoce aquel que no tiene finanzas de ninguna clase. Hay muchos tipos de presión financiera, y han hundido muchas personas. Pueden propiciar la codicia, la envidia, el engaño o la paranoia; pueden embotarle su sensibilidad o privarle de amigos. Pero fíjese en que he dicho que pueden, no que vaya ser así necesariamente. Superar la presión financiera quiere decir saber tomar, y saber dar, saber ganar y saber ahorrar.
Recuerde que todas las acciones de la vida están guiadas por nuestra filosofía, por las representaciones internas que nos dictan cómo actuar. Para un modelo magnífico de cómo superar la presión financiera consulte la obra El hombre más rico de Babilonia, de George S. Clason. Es un libro que puede hacerle rico, feliz y totalmente dispuesto a triunfar. Para mí, lo más importante de sus enseñanzas es la que dice que debemos regalar el 10 por ciento de todo cuanto ganamos.
Es verdad. ¿Por qué? En primer lugar, porque cuando uno ha sacado algo siempre se ve obligado a devolver algo. Otro motivo es que se crean valores para uno mismo y para los demás. Y lo más importante: decirle al mundo y a su propio inconsciente que tiene usted más de lo que necesita. Ésta es una creencia muy poderosa, y vale la pena fomentarla. Si a usted le sobra, eso quiere decir que tiene lo necesario y que otros pueden conseguirlo también, y ésta es una creencia que tiende a realizarse por sí misma.
¿Cuando empezaremos a regalar ese 10 por ciento? ¿Cuando seamos ricos y famosos? No. Debe hacerse de buen principio. Lo que uno da es como una semilla que siembrsa. Debe invertirlo, no coméreselo, y lo mejor manera de invertirlo es regalarlo a fin de que produzca valores para los demás. ¿Cómo? Es fácil averiguarlo. Hay mucha necesidad a nuestro alrededor.
Ninguna cantidad de dinero puede comprar lo que uno obtiene cuando es uno mismo quien da. Ninguna programación financiera le dará a usted más de lo que consigue al regalar ese 10 por ciento, porque esto le enseña lo que puede hacer el dinero, y también lo que no puede, y esas son las dos lecciones de mayor utilidad en la vida.
Tras haber regalado un 10 por ciento de sus ingresos, dedique otro 10 por ciento a pagar sus deudas y un tercer 10 por ciento al ahorro, con el fin de acomular capital para futuras inversiones. Debe arreglárselas para vivir con el 70 por ciento restante. Vivimos en una sociedad capitalista, donde la mayoría de las personas no son capitalistas. Por tanto, no disfrutan del nivel de vida que desean. ¿ Para que vivir en una sociedad capitalista, repleta de oportunidades, si no aprovechamos ese sistema por cuya creación lucharon nuestros predecesores? Aprenda a guardar su dinero y utilizarlo como capital. No acumulará nada si lo gasta todo; jamás dispondrá de los recursos que necesita.
La conclusión es que con el dinero ocurre lo mismo que con todo lo demás. Puede hacerlo trabajar a favor o en contra de usted. Debe ser capaz de manejar el dinero como cualquier otro elemento de su mente, con la misma idoneidad en cuanto a los fines y la misma elegancia.
Aprenda a ganar, ahorrar y a dar. Si lo consigue dominará la presión financiera, y el dinero no será nunca más un estímulo que le ponga en un estado negativo, haciéndolo caer en la infelicidad o tratar con los demás en condiciones de inferioridad muy alejadas de la plenitud de recursos.
Una vez domine esas tres primeras claves empezará a percibir su vida como un gran triunfo. Si domina la frustración, el rechazo y la presión financiera, no habrá nada que no pueda emprender. ¿ Ha visto usted alguna actuación de la cantante Tina Turner? Es una persona que ha encajado cantidades sobradas de esas tres cosas. Era ya una estrella cuando se arruinó su matrimonio, perdió todo su dinero y pasó ocho años trabajando en hoteles y salas de baja categoría, que es como pasar el purgatorio del mundo del espectáculo. Las agencias no contestaban sus llamadas telefónicas, ni mucho menos pensaban en llamarla para ofrecerle un contrato de grabación. Pero ella continuó en la brega, siguió haciendo caso omiso de los "noes" y trabajó hasta pagar sus deudas y enderezar sus finanzas. Por último logró llegar de nuevo a la cima de la industria del espectáculo.
BJZaragoza
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