Está demostrado que todos
nacen siendo inteligentes, salvo alguna enfermedad, todos tienen el potencial.
Ahora que, para ser sabios, se debe leer mucho, observar, preguntar,
experimentar; para adquirir conocimientos.
Existen dos corrientes que se
contradicen mutuamente. Unos dicen que leer mucho te puede convertir en sabio,
desde luego dependerá de que tipo de libros leas. Otros dicen que conocer por
medio de los libros, es tener conocimientos prestados; esto lo dicen gente de
la talla de Gautama “El Buda”. Schopenhauer es más incisivo “…el método más seguro para no tener
pensamientos propios es coger un libro en la mano en cuanto disponemos de un
minuto libre” Y sigue “Leer los
pensamientos de otros es como tomar las sobras de un banquete al que no fuimos
invitados o como ponernos los vestidos que un forastero dejó en casa”
¿Cómo debatir contra estos
gigantes del intelecto?
Pero, insisto, leer muchos
libros te servirá para confirmar conocimientos que ya tienes; hay cosas que
sabes, pero que no has leído sobre ese tema. Hay buenos contadores que no han
asistido a una facultad de contaduría, pero toda su vida han estado arrastrando
el lápiz como auxiliar contable; hay secretarias de despachos legales, que, por
leer y reescribir los oficios, se aprenden el articulado.
No se puede generalizar; pero,
si uno y otro se recibe de contador y de abogado respectivamente, después de
leer los libros necesarios para la aprobación de la carrera, no se puede decir
que andan con conocimientos prestados. Han formalizado sus conocimientos. Es
bueno leer para acrecentar la formación del hombre.
Si todo lo que se debe saber se
tuviera que experimentar, la vida no alcanzaría para lograrlo. Leer libros, no
solo es necesario y recomendable, todo hombre que desea crecer, debe leer. No
para presunción, sino para fortalecer su formación; si puede viajar, muy bien,
pero si no, debe interesarse por lo que dicen y piensan otros hombres y mujeres
de otras culturas y épocas.
Muchos libros han servido de
inspiración a otros hombres, para llevar cambios a sus respectivos países,
aumentar sus conocimientos; han complementado sus propios trabajos e ideas, en
base a principios de otros pensadores; sobre todo los librepensadores.
¿Quién no ha leído la Biblia?
¿Cuántos no se han deleitado con Don Quijote de la Mancha? ¿Quién no se ha
estremecido con La Guerra y la Paz?
Hombres y países han cambiado
su tendencia social, después de leer libros como El Contrato Social, El
Capital, El Manifiesto Comunista, El cuarto camino. El propio Gandhi fue
influenciado al leer los libros de Tolstoi, otro enemigo de la violencia.
En todo caso, leer libros, es
muy divertido, emocionante, atractivo y cultural. Leer libros, es tan
emocionante como escribir; todo lo que se haga con la finalidad de compartir
experiencias u opiniones, es muy interesante. ¿Qué nos impide LEER?
Gautama es un caso especial;
sus razones no se pueden explicar en este espacio; a Schopenhauer, le
preocupaba el que la gente en vez de pensar y ofrecer algo propio, solo leían
libros y después explicaban sus supuestas teorías, como un adolescente actual de
Bachiller, que copia del Internet, y pega en su tarea como una investigación
propia.
Finalmente, el mismo
Schopenhauer, termina diciendo: “Nada existe tan reconfortante para el
espíritu como la lectura de los antiguos clásicos: apenas hemos tomado uno en
las manos, aunque sólo sea durante media hora, enseguida nos sentimos refrescados,
aligerados, purificados, con el espíritu más elevado y reforzado; igual que si
hubiésemos bebido en un manantial que brota entre las rocas”.
B. J. Zaragoza
B. J. Zaragoza