viernes, 26 de abril de 2019

La vaca se marcho

Una noche oscura y lloviosa de noviembre caminaban Juan y su hija; habían ido a comprar a la única tienda que cierra hasta las doce de la noche “La pasadita”; pasaban frente a un baldío, de regreso, cuando la niña escucho un sonido muy suave; detuvo sus pasos para poder escuchar mejor el ruido; su padre se detuvo también, a esperar. 
Sí, era un sonido muy familiar, parecían gritos de gatos recién nacidos; se metieron al baldío y efectivamente, había una caja de zapatos, sin orificios y con amarres, que, aunque intentaran salir, no podrían, ya que los gatitos eran recién nacidos; se escuchaba el grito de uno de los más fuertes, los demás se habían dado por vencidos; Juan, con apoyo de su hija, desamarraron la caja y pudieron apreciar 4 gatitos recién nacidos.

Se los llevaron a su casa; a Juan no le gustaban los gatos; amaba a los perros, pero nunca había tenido gatos; pero, concluyó; que les daría de beber leche hasta poder colocarlos en hogares que sí les gustaran los gatos.

Esa noche se les dio leche con un gotero; al día siguiente se compró mamila para darles de beber con más comodidad; no sin antes haber recibido una reprimenda de parte de la señora de la casa.

Cada quien por su medio y en redes sociales, se comentó el acontecimiento; se mandaron fotos de los animalitos; en poco tiempo, escogieron su gato favorito, los más bonitos y desarrollados a la vista; pero, una gatita, la más débil y poco desarrollada, nadie se interesó por ella. ¿Y ahora? Hay que esperar un poco, más adelante alguien se interesara por ella.

Pasaron los días y los meses y nadie quiso llevársela; con el tiempo la gata se gano la gracia de los de la casa, juguetona, traviesa, cariñosa y al no necesitar muchos cuidados, se integró a la familia; tenia su cama, su despensa semanal y sus comidas especiales, cuando se las ganaba.

Jugaba mucho con las cucarachas antes de matarlas o comérselas, mataba a las lagartijas; si por error, algún ratón entraba al patio, no salía vivo; ahí quedaba su cuerpo inerte. La gata se quedaba en medio de la familia, cuando esta estaba platicando o desayunando; Juan, eventualmente llegaba ya de noche del trabajo, la gata, se quedaba en la reja de la puerta esperando; cuando llegaba, también ella entraba feliz a la casa, como diciendo “ya estamos todos en casa”; si Juan iba a la tienda a altas horas de la noche, la gata lo acompañaba, escudándose bajo los autos; debido a que su color era blanco y negro, se le dio por nombre “vaca”; familia y amigos, sabían de la existencia de “vaca” y a ese nombre respondía.

Así, pasaron cuatro años, todos felices. No, no duró mucho; la “vaca” se enfermó gravemente; los médicos dijeron que era hígado graso; pero no se pudo hacer nada; no respondió al tratamiento y falleció.

Mientras la hija de Juan lloraba amargamente por “vaca”; él meditaba. Cómo es posible, que la gente les dé un trato terrible a estos animales, por complejos religiosos o mitos “…ten cuidado, cuando un gato negro cruce tu camino” “Este hechizo funciona si sacrificas un gato negro” Los gatos al igual que otros animales necesitan cariño, atención; la función de los gatos en la vida de las personas, es mas complicada que la de los perros; pero todos son dignos de amor y ternura.

Juan, también está triste por la partida de “vaca”; pero tranquilo, porque “vaca” fue amada y ella amó a su familia, hasta los últimos minutos platicaron; ella ya no podía contestar con sonido; en los últimos minutos, contestaba moviendo ligeramente su cola, hasta que dejó de respirar. La vaca se marchó.

B. J. Zaragoza