domingo, 26 de enero de 2020

Piedra que rueda no cría moho


En la época moderna; esta frase se atribuye a Erasmo; pero otros autores, sobre todo los ingleses, la atribuyen a Publilio Siro; se supone incluida en su “Sententiae”.
La sentencia, proverbio, o dicho, es una realidad; sucede como se dice; deja una piedra sobre la tierra por un mes o más y cuando la levantes, veras algo verdoso bajo la piedra, dependiendo del clima que predomina en el lugar. Si lo verdoso no tiene forma es moho; cuando crece un poco más, se convierte en musgo; aunque este último se desarrolla más en los árboles.

¿Qué importancia tiene saber esto?

Durante más de dos mil años, se ha repetido este proverbio o dicho, como se dice en México; la enseñanza tiene dos vertientes: la buena y la no buena.

Si quieres crear moho, quédate un tiempo en el mismo lugar y sucederá; si, por el contrario; tienes miedo de crear algo, muévete constantemente; algún filosofo dirá “viaja ligero”.

Vivimos en una época, donde la tecnología nos ha rebasado; nos hemos vuelto insensibles; menospreciamos a los ancianos y sus dichos. Cuando alguien quiere un empleo, supone que merece la gerencia o la dirección de la empresa; no se ve como barrendero, guardia, mandadero (office boy).

Quieres tener una familia; detente el tiempo suficiente; comprométete, adquiere una casa, compra un auto, ejerce una actividad que  remunere, cultiva la amistad, ama y convive con la naturaleza.

No se puede resumir con lo anterior, el concepto; porque es amplia su aplicación.

Si alguien abre una taquería, independientemente del presupuesto financiero y humano; el siguiente paso, incluso más importante, es acreditarla. Porque si a la semana o al mes cierra; luego abre en otro lugar el mismo negocio, no vende en la primera semana lo suficiente; terminará por cerrar de nuevo y dirá que el negocio es malo. Rodó pronto.

Los que entendieron el dicho; ahora, saben que este taquero debería haberse esperado más tiempo, hasta ser reconocido y crear una clientela.

El ejemplo más claro, es el campesino que siembra maíz para consumo y comercialización.

Negocia la renta del terreno a sembrar, desmonta, abre la tierra con arado o yunta, espera la lluvia o riega, siembra la semilla, espanta las aves del campo para que no se coman las plantas, cuida los elotes para que no se lo coman los mapaches y tejones, dobla la caña de maíz para que no se pudra la mazorca, cosecha; la parte final, lo más bello; como cuando un oficinista cobra la quincena; el campesino cosecha. En todo el proceso, no se movió, no rodó y hubo moho, hubo musgo; hubo resultados.



B. J. Zaragoza

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