Les comparto algo que publicó David Manuel Martínez
Pérez PSICOTERAPEUTA; no sé en qué libro
lo leyó, no lo dice; lo importante es el contenido, si definimos qué tipo de
personas somos:
Una
hija se quejaba con su padre acerca de su vida, ella sufría por todas las cosas
que le resultaban difíciles de resolver y de aceptar. Ya no sabía cómo hacer
para seguir adelante ya quería darse por vencida. Estaba cansada de luchar
porque cuando solucionaba un problema aparecía otro y otro y otro.
Su
padre quien era un chef de cocina, la escuchaba mientras cocinaba y le pidió que
le observara lo que iba hacer. Llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el
fuego. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó
granos de café.
Las dejo hervir y espero sin
decir palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose qué estaría
haciendo su padre y él se mantuvo en silencio solo observaba las ollas y la
mirada curiosa de su hija.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego.
Sacó las zanahorias y las coloco en un tazón. Saco los huevos y los coloco en
otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando
a su hija le dijo:
¡Querida hija!... ¿Qué ves?Sólo veo zanahorias, huevos y café, fue su respuesta.
La
hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella las toco y noto que estaban
blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Al quitarle el
cascaron, observó el huevo duro.
Luego
le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Inmediatamente la hija preguntó: ¿papá qué significa esto? Él le explico tanto
la zanahoria, el huevo y el café habían enfrentado la misma adversidad: agua
hirviendo, pero habían reaccionado cada uno en forma diferente.La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se puso débil, y ya era fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su casara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los
granos de café, sin embargo, eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían
cambiado el agua. ¿Quién eres tú ahora hija? ¿Cuál eres tú, hija?
Cuando
la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? Le preguntó a su hija. ¿Eres
como una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te
tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿O reaccionas como un huevo,
comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de
una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera
te ves igual, pero… ¿eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia
al agua hirviendo, el café cambia al elemento que le causa dolor. ¡Cuando el
agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor!
Si eres como el grano de café, cuando las
cosas se ponen peor, tú reaccionas con claridad, con sabiduría, con
responsabilidad, sin dejarte vencer, y haces que las cosas a tu alrededor
mejoren y esparces con tu fuerza el dulce aroma de tu verdadera esencia, como
lo hace el café.