Chicontla: un Pueblo con Leyenda

Chicontla es una palabra compuesta; “Chicome” y “Tlale”, del Náhuatl Clásico, y significa ocho y tierra, por lo que quiere decir “El lugar del ocho” o “La tierra del ocho”.

Es un pueblo pequeño de solo 3245 habitantes; su extensión territorial y densidad de población contrasta mucho con su antigüedad; está ubicado entre montañas a 1300 metros del nivel del mar, pertenece al Estado de Puebla, México.

Estar presente un Domingo en un evento llamado “Tianguis”, es un verdadero placer; es impresionante ver bajar a la gente de las montañas, armar en minutos sus tiendas y carpas para exhibir sus productos naturales recién cosechados: rábanos, tomates, papas, cacahuates, aguacates, paguas, ciruelas, peras, manzanas, frijol, garbanzo, cebolla, etc.

Todos compran a todos, desde luego parece no tener importancia; ya que muchos pueblos y colonias de las grandes ciudades lo hacen, pero aquí lo importante es que no hablan el español, solo dialectos: Totonaco, Otomí, Náhuatl, Mexicano, Zapoteco, etc. Algunos conocen ocho o diez palabras de diferentes dialectos y sirven de intérpretes, pero, con esas limitaciones piden descuentos, y cuando no alcanza el efectivo, hacen trueques, es decir, cambian sus productos por otros, sin intercambiar monedas.

Algunos turistas que se han atrevido a llegar a este espectáculo, porque es muy difícil llegar, han comparado; guardando las debidas proporciones, el espectáculo que había en Jerusalén en los tiempos en que se dice que San Pedro predicaba y convertía a miles a la nueva fe, Hechos 2:5-8.

El otro atractivo de este pueblo encantador, es su LEYENDA, todos saben y creen orgullosamente en su origen y fundación, es un misterio.

Se dice que un pueblo que vivió mas al sur, llamado Chila; se corrompió tanto, que dios se molesto con ellos,  maldijo a todo el pueblo, al llegar la maldición, la tierra se volvió un gran pantano y todo el pueblo se hundió; pero como todo sucedió en forma muy lenta,  los gritos se escuchaban a gran distancia, algunos, desesperados se subieron a la única construcción más alta, y era el lugar en que se cuelga la campana de la iglesia, pero sólo los más fuertes soportaron su propio peso, los demás que se habían colgado, se hundieron junto con el resto de la construcción, el pueblo se hundió como en un fango arenoso y solo ocho hombres pudieron salir con vida.

Estos hombres, ya sin familia,  buscaron otro lugar para  vivir; no se quisieron alejar del río y siguieron el caudal  del Patla, hacia al norte; cuando se cansaron de caminar, y anocheciendo, acamparon en un lugar desconocido.

Al otro día, ya con la luz del sol, pudieron apreciar la belleza del campo y el sonido del río, la tierra generosa, y decidieron fundar ahí su nuevo pueblo; salieron a los pueblos vecinos y lograron conseguir mujeres para formar familias. El pueblo se llama Chicontla, porque solo ocho hombres lograron salvarse de la maldición de Chila.