Ø ¿Un seguro? No;
mi compadre tiene un amigo que compró un seguro y cuando se le presentó el
siniestro, no le pagaron.
Ø No, apenas me
alcanza para comer, no puedo gastar en un seguro de vida.
Ø De cualquier
forma me voy a morir; así que, para qué compro un seguro.
Sólo son algunos de los comentarios
que se puede escuchar cuando se ofrece algún tipo de seguro. Es muy común que
la gente diga lo que ha escuchado de oídas, no le consta, pero lo afirma con
toda seguridad. Cuando se les dice que den alguna evidencia del caso que se
está hablando para ver con la compañía aseguradora el motivo del rechazo; nadie
puede dar mayor dato; porque, o no existe tal caso o porque no fue como se
dice.
Desde luego es importante mencionar
que los agentes de seguros, que son en realidad, unos asesores financieros,
deben informar a detalle a los usuarios, como se debe cuidar la vigencia de un
seguro y en qué casos no se reconocen los siniestros.
Las personas que argumentan que no
tienen para pagar una póliza anual de $12,000.00 se pueden sorprender, si se
les hace un estudio sobre tres posibles casos:
Caso 1
Una familia puede consumir una coca
familiar de $17.00 tres veces al día; desayuno, comida y cena. Que es lo mismo
que 17X3=51X30=$1,530.00X12= $18,360.00.
Caso 2
Un fumador quema un promedio de dos
cajetillas de cigarros al día; que es lo mismo que $40X2=$80.00X30= $2,400X12=$28,800.00
Caso 3
Un padre, sale a comer con la
familia a la calle por lo menos una vez a la semana, con una cuenta promedio de
$300,00. Que es lo mismo que $300X4= $1,200X12= $14,400.00
Cuando alguien invierte en un
seguro de vida o de auto, no es para no morir; la muerte es la única certeza
que tenemos en la vida. Lo importante aquí es poder materializar el amor que
supuestamente tenemos por nuestra familia; esposa, hijos, nietos, y padres.
Si por un lado es verdad que el que
muere pasa a otra forma de existencia, donde quizás no necesite de nada
material; también es verdad que quien se queda con las responsabilidades en
vida como las deudas, estudios, alimentos de los hijos, se enfrenta a una
realidad no planeada, de ahí la importancia de invertir en una póliza.
Se modifica el sistema de vida de las personas, pero
se puede hacer bien y con dignidad cuando se cuenta con algún efectivo que se
recibe en estos casos.
Todo
lo anterior se refiere a la microeconomía; pero quienes tienen esa educación o
cultura de prever las necesidades, cumplen con otra función a nivel nacional en
la economía de su país. El ser humano es una entidad económica productiva.
Entre otras, una de las características que los distinguen de los demás seres
vivos, es su capacidad de manipular y transformar su propio entorno, agregando
valor a los objetos que lo rodean a través del trabajo que imprime en dichos
objetos.
De
esta forma, el hombre, al agregar valor a dichos objetos, los transformará a su
vez en bienes, que formarán parte de su patrimonio económico.
El
patrimonio además le permitirá a la humanidad realizar actos de comercio, puede
ser heredado, enajenado, embargado, etc. Pero sobre todo, determina, si no del
todo, si en buena medida, la calidad, esperanza y afanes de vida del propio ser
humano; y ahí se encuentra la importancia que la misma humanidad da al
patrimonio.
Las
riquezas de muchas familias han sido el producto de acumular el patrimonio que
dejaron padres, al patrimonio de los propios hijos.
Sin
embargo, y terriblemente, el patrimonio puede perderse. El patrimonio está
sujeto a la posibilidad de perderse por eventualidades de diversa naturaleza.
Como personas, estamos permanentemente sujetos al riesgo de perder nuestro
patrimonio, y con él, muchas de nuestras capacidades y posibilidades. Esto
es un riesgo.
Aquí
es donde comienza la necesidad de un seguro. En términos generales se puede
afirmar que toda actividad se realiza supeditada a un contexto económico
determinado. Por su carácter social, el seguro ha contribuido en forma
importante al desarrollo económico y tecnológico mundial.
El seguro es un respaldo
para que el empresario, el comerciante el jefe de familia o cualquier persona
pueda sentir la tranquilidad de tener protegidos sus bienes o su patrimonio, ya
que una contingencia lamentable los puede poner en serios aprietos financieros
o incluso, hacerlos sucumbir.
B. J. Zaragoza
No hay comentarios:
Publicar un comentario