lunes, 11 de febrero de 2013

¿DARÍA TU NIÑA SU VIDA. . . POR SALVAR LA TUYA?


Un día, mi amigo, padre de familia, había salido a pasear en automóvil, junto con su esposa e hijos. Tuvieron un accidente de gravedad y este amigo resultó mal herido; se desangró muchísimo. Lo llevaron inmediatamente al hospital, hubo una consulta rápida entre los médicos y éstos decidieron que lo indispensable para salvarle la VIDA era una transfusión.

 Después de un muestreo entre los ahí presentes, se decidió que la hija más pequeña era la indicada para donar sangre.

El doctor le preguntó:

-¿Darías tu sangre para salvarle la VIDA a tu papá?-

La niña dijo inmediatamente que sí. Se preparó el instrumental y se hizo la transfusión.

 Esperaron luego durante un periodo de gran tensión nerviosa y por fin, volvió el color al rostro del herido. Había pasado el peligro. Todos comenzaron a tranquilizarse, porque entonces ya se dio por seguro que mi amigo habría de sobrevivir.

 Pero entonces se dio cuenta el médico que efectuó la transfusión de que la niña todavía estaba tendida sobre la cama, temblorosa y pálida, así que le dijo:

-¿Qué te pasa? ¿No te sientes bien?-

Y ella le contestó:

-Sí, estoy bien, pero. . . ¿a qué hora me muero?-

 La hija pequeñita no había comprendido. ¡Creyó que estaba dando su VIDA, literal y definitivamente, para salvar la VIDA de su padre!

 Pues bien, mi hijita tampoco sabe en qué consiste una transfusión; pero en las noches, cuando llego a casa y corre a recibirme con un abrazo bien apretado, me parece que ella también daría su VIDA por salvar la mía, si alguna vez creyese necesario hacerlo.

 
¿Crees que lo menos que puedes hacer por ella es invertir $1,000pesos mensuales para proteger su futuro?


B. J. Zaragoza

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