El Domingo uno de Julio, todo México debe salir a votar; muchos con conocimiento de causa, otros, por la información viciada de las redes; de ahí la necesidad de tratar de explicar sin apasionamientos, una orientación, algún dato que sirva de referencia a la hora de emitir su voto.
Resulta que el maestro Luis Velázquez, publico el día 26 de Junio en el diario Notiver de Veracruz, algunos datos que sirven como recordatorio para los olvidadizos y como primera fuente, quienes no vivieron esa época.
A continuación, lo publicado por el maestro Velázquez.
EL ADN
priista
El PRI está en caída libre. Así lo descarriló Javier
Duarte, considerado el modelo nacional de la corrupción política. Su fama,
incluso, en la prensa internacional. Es más satanizado en el CEN por ordenes de
Enrique Peña Nieto.
Es el PRI un partido sin límites
y en donde la profecía de José López Portillo se cumplió. “México, dijo, será
un país de políticos cínicos”. Cínicos, en el caso de Veracruz, porque la
mayoría, presa en el penal de Pacho Viejo, ha negado sus trastupijes. Y lo
peor, unos a otros se descobijan. “Ahí viene el ladrón” gritaba el ladrón.
Es el PRI de Javier Duarte. Y de Mauricio
Audirac Murillo. Y de Juan Antonio Nemi Dib. Y de Georgina Domínguez Colio. Y
Arturo Bermúdez Zurita. Y de Luis Ángel Bravo Contreras. Y de Erick Lagos. Y de
Jorge Carvallo junior. Y de Tarek Abdala. Y de Alberto Silva Ramos. Y de Adolfo
Mota Hernández.
Y
el PRI de Ramon Ferrari. Y de Leonel Busto. Y de Juan Nicolás Callejas. Y de
Regina Vázquez Saut. Y de Basilio Picazo. Y de Ricardo García Guzmán. Y de
Marlo Montiel Montiel. Y de Marcos Theurel Cotero. Y de Iván Hillman Jiménez. Y
de Renato Tronco Gómez. Y de Fernando Arteaga Aponte.
Lo mas granado y refinado de
la familia priista. La gente VIP. Los caudillos sin tacha. Los benefactores de
la población civil. Los impolutos.
El
PRI, sin tacha, ajá
Es el PRI de Fidel Herrera Beltrán. Y de Miguel
Alemán Velasco. Y de Patricio Chirinos Calero. Y de Agustín Acosta Lagunes.
El PRI, sin tacha, a la altura, digamos, de los
próceres rojos. Carlos Romero Deschamps. Víctor Flores Morales. Pascual Lagunes
Ochoa. Enrique Levet Gorozpe. Ricardo Ditz Herlindo.
Tomas Yarrington. Eugenio Flores Hernández.
Roberto Borge Angulo. Cesar Duarte. Los hermanos Humberto y Rubén Moreira. Andrés
Granier. Mario Villanueva. Mario Marín, “el gober precioso”. José Murat Casab.
Enrique Jackson.
El PRI de Carlos Brito Gómez.
Y de Felipe Amadeo Flores Espinoza. Y de Mario Tejeda Tejeda. Y de Mario
Zepahua. Y hasta el PRI de Gerardo Buganza Salmerón, el panista que terminara
trabajando con Javier Duarte y tantas bendiciones recibiera de Fidel Herrera.
El PRI acusado de desaparición forzada de
personas y cadáveres con Javier Duarte, Arturo Bermúdez y Luis Ángel Bravo
Contreras por el gobernador Yunes.
El PRI del desvío de recursos federales y
estatales. Y de las empresas fantasmas. Y de los prestanombres. Y de los
diezmos y dobles diezmos. Y de la alianza sórdida y siniestra con los carteles
y cartelitos.
Es el PRI de Javier Duarte, el peor en la
historia. El Duarte símbolo de la avaricia y la ambición. “Duarte como muestra
maloliente, un gobernador omnipotente que se convirtió en saqueador impune”.
El PRI que sometió con todo y a todos y quizá a
cambio del inmenso billete fácil, a la Contraloría y a la secretaria de
Finanzas y Planeación y al ORFIS y a los quince diputados de la Comisión de
Vigilancia del Congreso.
Y que también sometió a los auditores internos
y externos. Y a los dos secretarios General de Gobierno. Y al secretario de Seguridad
Publica. Y al Fiscal. Y, vaya, hasta a los jefes policiacos y policías.
El
PRI, simple y llanamente, de la corrupción.
Por eso, Incluso, “hay quienes argumentan que
el crimen mas organizado en México está en el gobierno”.
Y en el gobierno priista, aun cuando los
gobernadores panistas y perredistas tampoco cantan mal las rancheras, buenos
intérpretes que son, casos, por ejemplo, Guillermo Padres y Graco Ramírez.
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