miércoles, 20 de febrero de 2013

LA ENFERMEDAD DEL SIGLO


Parece una exageración; pero vale la pena analizar las actitudes de los jóvenes y otros no tan jóvenes; estos últimos no son tan importantes, puesto que están de salida; pero los jóvenes en cuyas manos está el futuro del mundo en que vivimos, si es preocupante.
Hace cuarenta años Don Telésforo se quejaba con un amigo sobre un empleado que tenia y pensaba correr (en aquel tiempo se podía correr fácilmente a los empleados), decía...”Ese muchacho me desespera; porque cuando le digo ayúdame con esto, o ayúdale a tu compañero, solo puede utilizar una mano, porque siempre tiene ocupada la otra con el cigarro”

Hoy, está generalizado, que en camiones, autos, parques, calles, cafeterías, o en casa; los jóvenes no puedan hacer nada porque tienen los dedos ocupados en teclear su ipad, celular o laptop. Tantito peor, los interrumpes y tendrás problemas.

Es mas no oyen porque siempre se encuentran conectados con cables en las orejas; quizá oyendo música; o simplemente no quieren saber nada del mundo presente; están ausentes; no sienten nada de responsabilidad.
Los jóvenes han perdido interés por lo que los rodea; no desean ver ese mundo bello en el que viven; no levantan la vista, solo sobre sus aparatos en mano.

Están en la escuela y no se identifican con alguna joven bella; en el caso de las jovencitas, no miran a algún joven; salvo que tenga en mano la última versión del ipad5. Los ves caminar como muertos vivientes; algunos hasta jorobados porque no pueden quitar la vista de sus respectivos aparatos.
Ahora bien, esto hacen los jóvenes; la pregunta es ¿Qué con los padres?

Alguno dirá ¿Qué tengo que ver con eso? Son libres de hacer lo que quieran con su vida. Esta parte es la que se puede cuestionar. En principio, cuando se es madre o padre; es por voluntad, a nadie se le obliga ser padre; pero cuando ya lo eres; entonces no puedes ser indiferente.
Los padres son los que deben orientar a sus hijos. Claro, no le digas nada a tu hijo si trae la quincena mediante su aportación en los blogs; es director de mercadotecnia; cierra ventas en línea; todo lo contrario pregúntale si desea otro equipo más afable, para que siga atendiendo el negocio de donde sale su sustento.

¿Qué quieres que le diga a mi hijo?
Todo ha evolucionado; las personas deben evolucionar, no solo la ciencia. Los padres deben tener un canal de comunicación con los hijos. Quinientos años antes de Jesús; ya Sócrates se quejaba de que los jóvenes que veía, eran peores que cuando él era joven.

Ahora sabemos que no es cierto; todos son como deben ser y de acuerdo al tiempo que les toca vivir; pero los jóvenes sin saberlo y sin proponérselo, esperan mucho de ti como padre; esperan que los orientes, que les expliques la vida.
Si no tienes un canal de comunicación con tu hijo; urge que inventes uno; para algunos, ser padre es lo mejor que les ha pasado; para otros, quizá parezca una maldición. Sea uno u otro; se debe cumplir con la misión de ser padre, no a medias. Se debe jugar bien el papel de cada quien. ¿Eres padre? Juega bien o desempeña bien tu papel.

Para un desarrollo deseable entre los jóvenes; deben jugar algún deporte; deben convivir con la familia integrándose en actividades; platicar experiencias con amigos de la misma edad; contemplar la naturaleza y relacionarse con la vida cotidiana. Desde luego, se puede incluir un tiempo, para chatear. Esta escrito…”para todo hay tiempo”.
 

jueves, 14 de febrero de 2013

FELIZ DIA DE SAN VALENTIN


AMOR NO DIRIGIDO

Hoy que se celebra el día del amor y la amistad; es bueno reflexionar sobre el tema, tan trillado. Las nuevas generaciones siguen repitiendo esta palabra, como si fuera algo mágico; como si conocieran el contenido; como si conocieran el amor.

En el transcurso de la historia de la humanidad, se ha hecho muchas cosas en  nombre del amor; pero, nada de lo que se ha hecho o dicho, tiene que ver con el amor. El amor que se practica, es un amor dirigido. Amas a tu esposo, a tu novia, a tu madre, a tu perro, a tu árbol. Cuando no los tienes, te sientes desgraciado; no están y se acabo el amor.

 El amor descrito, es mezquino, es condicionado, es interesado; me amas te amo; estas, soy feliz; no estás, soy desgraciado. El principio del amor es la paz interior ¿Cómo puedes amar teniendo una revolución en tu interior?
Así es que puedes hacer dos cosas. Puedes buscar el amor; entonces a veces sentirás paz. Pero este camino es peligroso, porque la otra persona, a la que amas, se ha vuelto más importante que tú; la otra persona es la otra persona, y te estás volviendo dependiente en cierto modo. De modo que el amor te dará paz a veces, pero no siempre.  Habrá muchas perturbaciones, muchos momentos de angustia y ansiedad, porque ha hecho su entrada la otra persona.

Siempre que se introduce otra persona, tiene que haber alguna perturbación; sólo puedes unirte a la otra persona en tu superficie. La superficie será perturbada. Sólo a veces, cuando los dos se estén amando muy profundamente sin ningún conflicto, sólo entonces estarán relajados a veces y el corazón fluirá con paz.  De modo que el amor sólo puede darte un vislumbre de la paz, pero nada realmente establecido, enraizado.
No es posible la paz eterna con él; sólo vislumbres. Y entre dos vislumbres habrá hondos valles de conflicto, violencia, odio e ira. 

El otro camino es encontrar la paz, no mediante el amor, sino directamente. Si puedes encontrar la paz directamente -y éste es el método para ello-, tu vida se llenará de amor. Pero ahora la cualidad del amor será diferente. No será posesivo; no estará centrado en torno a uno. No será dependiente y no hará a nadie dependiente de ti. 
Tu amor se volverá simplemente una afectuosidad, una compasión, una profunda empatía. Y ahora nadie, ni siquiera un amante, puede perturbarte, porque tu paz ya está enraizada, y tu amor llega como una sombra de tu paz interna. Todo se ha vuelto al revés. 

De modo que Jesús también ama, pero su amor no es una angustia. Si tú amas, sufrirás; si no amas, sufrirás. Si no amas, sufrirás la ausencia de amor; si amas sufrirás la presencia del amor, porque estás en la superficie y todo lo que hagas sólo puede darte satisfacción momentánea; luego, otra vez el valle oscuro. 
Primero asiéntate en tu propia paz; entonces eres independiente, entonces el amor no es una necesidad para ti. Entonces nunca te sentirás aprisionado cuando ames; nunca sentirás que el amor se ha vuelto un tipo de dependencia, una esclavitud, una atadura. 

Entonces el amor será simplemente dar, tienes demasiada paz, así es que quieres compartirla. Entonces será simplemente dar sin ninguna idea de devolución; será incondicional. Y uno de los secretos es que cuanto más das, más te sucede. Cuanto más das y compartes, más tuya se vuelve. Cuanto más profundamente entras en el tesoro, que es infinito, más puedes seguir dando a todo el mundo. Es inagotable. 
Pero el amor debe sucederte como una sombra de la paz interna. Normalmente, pasa lo contrario, la paz te sucede como una sombra del amor. El amor debe sucederte como una sombra de la paz, entonces el amor es hermoso. De lo contrario, el amor también crea fealdad, se vuelve una enfermedad, una fiebre.



B. J. Zaragoza

lunes, 11 de febrero de 2013

¿DARÍA TU NIÑA SU VIDA. . . POR SALVAR LA TUYA?


Un día, mi amigo, padre de familia, había salido a pasear en automóvil, junto con su esposa e hijos. Tuvieron un accidente de gravedad y este amigo resultó mal herido; se desangró muchísimo. Lo llevaron inmediatamente al hospital, hubo una consulta rápida entre los médicos y éstos decidieron que lo indispensable para salvarle la VIDA era una transfusión.

 Después de un muestreo entre los ahí presentes, se decidió que la hija más pequeña era la indicada para donar sangre.

El doctor le preguntó:

-¿Darías tu sangre para salvarle la VIDA a tu papá?-

La niña dijo inmediatamente que sí. Se preparó el instrumental y se hizo la transfusión.

 Esperaron luego durante un periodo de gran tensión nerviosa y por fin, volvió el color al rostro del herido. Había pasado el peligro. Todos comenzaron a tranquilizarse, porque entonces ya se dio por seguro que mi amigo habría de sobrevivir.

 Pero entonces se dio cuenta el médico que efectuó la transfusión de que la niña todavía estaba tendida sobre la cama, temblorosa y pálida, así que le dijo:

-¿Qué te pasa? ¿No te sientes bien?-

Y ella le contestó:

-Sí, estoy bien, pero. . . ¿a qué hora me muero?-

 La hija pequeñita no había comprendido. ¡Creyó que estaba dando su VIDA, literal y definitivamente, para salvar la VIDA de su padre!

 Pues bien, mi hijita tampoco sabe en qué consiste una transfusión; pero en las noches, cuando llego a casa y corre a recibirme con un abrazo bien apretado, me parece que ella también daría su VIDA por salvar la mía, si alguna vez creyese necesario hacerlo.

 
¿Crees que lo menos que puedes hacer por ella es invertir $1,000pesos mensuales para proteger su futuro?


B. J. Zaragoza

jueves, 7 de febrero de 2013

¡HISTORIA DE LA BICICLETA!


Tenía yo un amigo a quien traté de convencer varias veces de la necesidad que tenía de tomar una póliza de VIDA.

 Era casado, y tenía una niña de siete años y un niño de cuatro, ganaba buen sueldo, pero como la mayoría de los hombres jóvenes, que esperan vivir mucho y acumular al final en la época del retiro, casi todo lo gastaba y una pequeña parte de sus entradas iba al banco, donde con más frecuencia que lo necesario, sacaba para comprar esto o aquello o meterse en algún negocio, donde lo más corriente era que perdiese.

 No tenía casa propia. Mi amigo no creía en el seguro de vida, y lo creía sinceramente de manera que últimamente yo no le tocaba ese tema.

 Pues bien, mi amigo enfermó gravemente de un día al otro, infarto al corazón, y duró escasamente dos semanas. Las reservas que tenía en el banco, no alcanzaron para pagar las cuentas médicas y aún cuando la compañía en que trabajaba fue generosa en ayudar a la viuda, llegó el día en que el dinero se acabó.

 En esos días fui a visitar a Margarita, su esposa, con quien tenía cierta amistad a través de un amigo, y me encontré en la casa, varios cobradores, que estaban tratando de que le pagaran o abonaran algo a cuenta.

 Recuerdo la escena como si la estuviera viendo, Margarita vestida de negro, parada frente a la mesa pidiendo a los cobradores un plazo para pagar la cuenta, cuando Reyna (la niña de siete años) que escuchaba todo aquello con gran atención, se acercó a la mesa con su bicicleta en la mano, diciéndole a Margarita estas palabras Mamita, vende mi bicicleta para que puedas pagar las deudas de papito. . .”


B. J. Zaragoza