Tiene
otros nombres, según la compañía que la oferte; se refiere a un producto
financiero que protege el edificio y el contenido.
Cuando
se habla de edificio, se refiere a que si por cualquier circunstancia fortuita
sufre daños la casa habitación, en este caso, la compañía le repara o bien le
resarce el monto del daño calculado. Como la cobertura básica incluye
contenido; quiere decir, que también cubre el menaje que exista en la casa.
El
jueves 18 de Abril en la calle de Vicente Melo, como las 15:30 de la tarde, una
casa de interés social se quemó en unos cuantos minutos; llegaron los
bomberos e hicieron lo que podían, pero
como había mucha pedacería de madera, el fuego consumió todo lo que había dentro
del inmueble, solo quedaron pedazos, lo que se pudo mojar.
En
la calle, la dueña de la casa lloraba, porque aparte del valor de uso de las
cosas que se quemaron, también tenían valor sentimental, además se lamentaba la
perdida y de cómo se repondría.
Esa
noche, la familia puso unas sillas prestadas en la banqueta, y se quedaron cuidando lo
poco que había quedado. Al otro día reforzaron la puerta, mientras ven que
harán para reparar el edificio y luego amueblar con lo más necesario y poder
habitarla.
Parece
un reporte periodístico; pero no, es desesperante ver estas situaciones; ver lágrimas
de personas, conmueve hasta al más pintado; perder cosas así duele mucho,
porque para hacerse de cosas, pasa mucho
tiempo, a veces con sacrificio se compran las cosas.
Pero
¿Qué pasa si un día antes se presenta algún asesor financiero? Y este, desde
luego, con la intención de proteger la casa, ofrece una cobertura básica; la
gente no escucha, no permite terminar la exposición; de lejos se ve que es un
gasto no necesario. Cuando se dice que no es un gasto sino una inversión,
tampoco se entiende, porque lo que realmente no se quiere hacer es pagar una
cantidad sin recibir aparentemente nada.
El
rechazo es total; porque así hemos vivido por generaciones, ni en la escuela,
ni en la familia, se cultiva la prevención.En la cobertura de edificio y contenidos, existen pólizas desde $2,800 anuales. Si por un lado es cierto, que no deja de doler la pérdida de cosas y sus valores sentimentales; también es cierto que cuando nos entregan un cheque con cierta cantidad para reparar la casa y comprar muebles nuevos, disminuye el sentimiento de pérdida y la angustia de no saber cómo reponerse.
La
conclusión es que si queremos ser personas con solvencia, debes practicar la
prevención; hoy más que nunca estamos expuestos a los siniestros. Queremos ser
personas de primer mundo, debemos practicar hábitos de primer mundo.
La
casa, el auto, la camioneta, el negocio, la moto, la lancha y hasta la cosecha,
se puede asegurar; los precios son módicos considerando lo que se puede perder
en un siniestro, o robo de la propiedad o/y patrimonio. En la siguiente entrega
comento con quien se debe consultar y pedir asesoría.B. J. Zaragoza
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