miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL ZOPILOTE Y EL FLOJO


En un pequeño pueblo; tan pequeño, que ni aparece en el mapa; se llevo a cabo un casamiento singular. La novia era conocida por todo el pueblo, por su castidad; su familia tenida  por  honorable y   trabajadora. Ella aspiraba como todas las de su condición, a tener un esposo, hogar propio,   hijos; como es la tradición.

 El novio por su parte, era bien conocido por ser  irresponsable, solo quería vivir bien, comer de lo bueno, vestir las mejores ropas, pero sin trabajar. Su filosofía: dormir mucho, obtener todo sin trabajar. Familiares y amistades de ambos, veían el fracaso en esta unión, pero por respeto, no decían nada  abiertamente y el matrimonio se llevó a cabo.

 En estos pueblos existen  tradiciones sobre las obligaciones de las parejas, estas son sencillas: el hombre debe trabajar para traer el sustento a la casa, debe cuidar y proteger físicamente a esposa e  hijos, debe labrar la tierra, sembrar y cosechar.

 La esposa debe atender a su marido, a los hijos, preparar los alimentos, limpiar la casa, preparar la ropa  de todos.

 Pues bien; después de haberse llevado a cabo la ceremonia y  la  luna de miel, la pareja debió tomar sus respectivas responsabilidades. El hombre, salía al igual que todos los campesinos del pueblo, a preparar la tierra para sembrar. Llegaba a la misma hora que los demás,  al anochecer.

 Así, llegaba el tiempo en que los  labradores traían elotes para la familia, y posteriormente mazorca, producto de la cosecha de sus respectivas siembras. Pero el recién casado, no traía nada  de su trabajo y supuesta siembra.

 La tierra era muy buena, ya que por las noches bajaba de las montañas la neblina que humedecía la tierra y la siembra, se podía sembrar hasta tres veces al año.

 Empezaba otro ciclo,  los hombres iban al campo, para preparar la tierra para una nueva siembra, pero  el hombre volvía a  lo mismo; es decir, no traía elotes y no cosechaba nada.

 Entonces la mujer  dice —Los demás hombres, ya han traído elotes de sus siembras y tú nunca traes nada, ¿qué pasa contigo?

Y el marido contesta —es que me ha ido mal, mi siembra no da frutos, tengo mala suerte.

 Así paso  el tiempo, de tal forma que la mujer comía elotes, porque las vecinas le invitaban y luego para hacer tortillas, compraba el maíz. Su familia, sin reproches, ayudo en la parte económica; ella aprendió a vivir sin reclamar el proceder del marido; sabia que al hacerlo se denigraba así misma, debido a la tradición de la época; donde se debía proteger la imagen del esposo.

 Tiempo después; notó cambios muy drásticos en su marido. Los  cambios  consistían en que  era más respetuoso, trabajador y alegre. Tenía  expresiones de cariño hacía  ella,  mucho entusiasmo por el trabajo, iba al monte para recoger leña seca para preparar los alimentos, se encargaba de traer agua del río, para que ella no hiciera esfuerzo alguno. Todo esto era totalmente nuevo para ella, quien desde el matrimonio, ya se había acostumbrado a hacerlo todo.

 En una ocasión, el hombre comentó:
- estoy  limpiando tres hectáreas para sembrar, no  desesperes, porque en cuanto haya elotes, te voy a llevar al campo,  entonces ya no comerás de lo que te dan las vecinas, sino que vas a cortar tú misma, los que quieras, porque tu marido va a cosechar los elotes más grandes y jugosos de la temporada.

 Llegado el tiempo, el necesario para que la cosecha se diera; el hombre le dice muy de mañana,
 
 --- esta vez no voy a llevar lonche, prefiero que lo lleves personalmente, porque ahora sí, quiero que conozcas nuestra milpa que he sembrado con mucho gusto, y cortes, como te prometí, los más grandes de ella,  voy a encender una fogata, para   asarlos en el campo
 
Ella, con mucha emoción, preparó la vianda para su marido, ya deseaba llegar a la milpa para cortar elotes, que tanto le había prometido él. Llegó al campo, y efectivamente, vio la milpa bien cuidada, tenía un verdor oscuro, señal de que se limpió de toda hierba a tiempo, y que se le dieron los cuidados necesarios.

 Contentos los dos, mientras él  preparaba con leños secos una fogata, ella  se puso a cortar unos elotes. Se sentaron a comer, lo que habían preparado.

En esto estaban, cuando de repente un zopilote empezó a volar muy bajo, pasaba casi tocando el cabello de ambos.

 Ella pregunta --  ¿Qué sucede con este zopilote? ¿Por qué pasa volando muy bajo?

Él  no contesta, pero el zopilote sigue volando en círculos, sobre la pareja.

Ella insiste preguntando --¿Qué significa esto?

 Él,  no pudiendo quedar más tiempo callado, le dice:
- Creo que ha llegado el momento de que sepas  algo, que posiblemente termine con nuestra relación, pero no puedo seguir callando.

 __No creo que haya algo, que me haga dejarte,  antes te pude dejar porque no trabajabas, pero ahora,  sé que eres muy trabajador y  bueno conmigo, nada hará que te deje.

 —Ese zopilote que vuela sobre nosotros, es tu marido.

 Ella, abre más los ojos por la sorpresa, guarda silencio un rato,  luego se repone y replica,
-¿Por qué esa broma? ¿A qué te refieres con eso?

 ___Por desgracia no es una broma, es la verdad. Déjame contarte la historia completa y luego decides qué hacer.


 Cerca de donde estaban sentados, había un árbol grande y grueso, con grandes ramas. Debajo de ese árbol, había unas matas de maíz pequeñas y amarillentas, pero amontonadas.

— ¿Ves aquellas matas de maíz todas amarillentas?
—Sí, las veo

 -Pues cuando tu marido llegaba con su morral lleno de semillas para sembrar, lo botaba  debajo de ese árbol.Mientras, los demás hombres,  se dedicaban de sol a sol a limpiar el campo,  sembrar y cortar las hierbas, este llegaba y se acostaba debajo de ese árbol, llegado a las seis de la tarde, cuando todos los hombres, se regresaban a sus casas,  él también se regresaba, como si hubiera trabajado todo el día. Así, pasaron varias cosechas......,

 —Entonces, ¿Quién eres tú?- Interrumpe ella.

 ___Soy el zopilote.

 ___ ¿Cómo?, Por favor termina, porque creo volverme loca.

 ___Yo, siendo zopilote, volaba todo el día por aquí, viendo a tu marido tan flojo, y como tiraba la semilla para no sembrar. Le reproche y le dije --- ¿Cómo te atreves a tirar el maíz? Es  fácil  labrar la tierra,  sembrar y luego cosechar.

 —sí claro, tú dices eso, porque  eres más  flojo que yo, solo vuelas todo el día,  cuando tienes hambre,  vas y comes cualquier carroña, sin trabajar.

 —No es  como dices, porque yo no tengo manos para labrar la tierra,  cuando tengo hambre no siempre hay animales muertos para comer, porque quiero que sepas, que los de mi especie, no tenemos permitido matar para comer, solo debemos comer animales  muertos. Pero si fuera tú, me dedicaría a trabajar el campo,  así, siempre tendría comida.

 ___No entiendo cómo dices eso, yo quisiera tener alas para volar donde yo quiera, ir y ser libre, estoy seguro que sería muy feliz volando. No tendría que trabajar.


 ___Piensa bien lo que dices; porque si insistes; yo  sé de una fórmula mágica; para que un zopilote se convierta en hombre, y el hombre se convierta en zopilote. Porque  sin duda tomaría tu lugar, que es más agradable, que volar sin rumbo fijo. Pero no quiero hacerte ninguna maldad, quiero que sepas; para que la fórmula funcione, tienen que estar de acuerdo  el zopilote y el hombre, para cambiarse de lugar.

 __ No tengo que pensarlo, estoy dispuesto a cambiarme contigo.

 -Pero cuando me dijo eso, ya eran las tres de la tarde, el  cambio no se podría llevar a cabo, le dije que se fuera a su casa,  que pensara bien las cosas, que si al día siguiente seguía pensando igual, que a las doce del día se haría.

 -Al día siguiente, estaba tan ansioso de cambiarse, no se acostó a dormir como siempre lo hacía,  estuvo despierto hasta que llego la hora,  desde luego que yo también tenia curiosidad del resultado de  la fórmula, porque nunca antes me había cambiado con alguien.

 -Llegó la hora, le volví a preguntar ___ ¿Estás seguro del cambio?

 —Sí, pero apúrate, que ya quiero volar.

 --Acuéstate sobre la hierba, pega los brazos al  costado, junta las piernas y escucha lo que te diré: te voy a brincar seis veces, ten mucho cuidado, cuando yo brinque sobre ti, la séptima vez, precisamente cuando esté sobre ti mi sombra, gritaras ¡quiero volar!.

 -Él, siguió cuidadosamente mis instrucciones, después del séptimo brinco sobre él, grito como le dije y efectivamente, tome su lugar y el tomo el mío. Hubieras escuchado los gritos de alegría,  pasaron horas y horas de risas de júbilo, porque volaba hacia arriba y hacia abajo, desaparecía y luego regresaba.

-Mientras tanto, por mi parte inmediatamente me puse a limpiar el campo, sabía que los demás  me adelantaban, por el tiempo, pero no me detuve, desde ese día me puse a trabajar muy duro, y mira el resultado, la milpa que ves.

 -Ahora que sabes la verdad, ¿Me puedes decir qué quieres hacer conmigo?

 Ella todavía no se reponía de la sorpresa, por  todo lo que había escuchado, además tenía muchas preguntas que hacer,

 ____oye, y ¿qué pasó después?

 —Por  cierto, no te dije que después de tres días de rondar alrededor, volando como había sido su deseo, volvió conmigo a platicar y a exigirme que volviéramos a cambiarnos de lugar, es decir que yo fuera nuevamente zopilote.

 —Ya me canse de volar, tengo mucha hambre, no he comido nada, pasé por varios potreros donde había ganado en putrefacción,  pase de lejos porque me provoca nauseas, después encontré un perro muerto, y lo mismo, el hambre se me quita, mas adelante, encontré una culebra, parece que un viajero la mato con su machete,  me acerque para tratar de picar, pero no pude. Pensé bien, ya no quiero volar, mejor voy trabajar la tierra, tienes mucha razón, apúrate vamos a cambiarnos de nuevo.

 ____ Lo  que me dices me entristece mucho por ti, no por mí, porque  nunca previmos que alguno de los dos cambiaría de idea, no te conté que esta formula no se puede deshacer. Es decir, serás siempre Zopilote hasta que te mueras,  yo seré siempre hombre hasta la muerte.

  __si tu hablabas siendo zopilote, ¿quiere decir que él también habla?

 ____Desde luego que sí.

 ___ ¿Por qué entonces no habla en este momento?

 ___Solo puede hablar cuando estamos solos, mientras tu estés presente, no  podrá hablar, por eso vuela muy cerca de nosotros, queriendo decirte,  lo que te acabo de platicar.

 La mujer habiendo escuchado todo, recogió algunas  piedras y le tiro al zopilote, diciéndole:

-¡Largo de aquí! No te acerques más a mí, tú escogiste tu destino y nunca pensaste en mí, eres flojo y  lo serás toda la vida. Desaparece y no vuelvas más.

 El zopilote dejó de dar vueltas cerca de la pareja,  se fue volando lejos.

 Volviéndose la mujer al hombre, que ahora era su marido, le dice:
- Gracias por hacerme feliz, por ser hombre de trabajo y por quererme como me quieres, no te dejaré, te serviré como tu esposa y te ayudare en todo. Se abrazaron los dos, y fueron felices.

 En el pueblo, todos supieron y vieron el cambio del flojo, pero nadie supo qué paso......

5 comentarios:

  1. Hola, está muy bueno el cuento, pero me gustaría saber quien te lo contó, o de donde lo escuchaste, quiero saber esto porque estoy haciendo una investigación de este cuento como literatura oral de Oaxaca y para ello, quiero encontrar todas las variantes de este cuento, me ayudaría mucho saber esta información.
    Por tu atención gracias.

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    1. Gracias por preguntar; el cuento lo escuche en un dialecto que se llama nahuatl; es parte de la educacion de varios pueblos sin acceso a la eduacion formal; el pueblo se llama Coamaxalco, que significa cabeza de cerro y no es de Oaxaca, es de Puebla; no está en ningun libro que yo sepa. Espero te sea util; hay mas cuentos de la misma tradicion; creo que publiqué Patla. Saludos.

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  2. Mis padres me la cobraron, pero más resumida.
    Se traspaso de generación en generación.

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  3. Muy bonita mi mamá me la contó un montón de veces, cuando era pequeña , ella se la contaron. Mis bisabuelos ... Y ahora yo se la conté a mi hijo

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  4. LES FALTO DECIR QUE EL ZOPILOTE NUEVO MURIO AL CREER QUE EL HUMO QUE VIO A LO LEJOS ERA COMIDA Y EN REALIDAD ERA UN BASURERO QUE SE QUEMABA Y CAYO EN PICADA Y AHI TERMINO SU VIDA DE FLOJO.

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